Departamento de Orientación
ORIENTANDO
A FAMILIAS
CÓMO ELOGIAR A L@S HIJ@S
Es fácil para los padres centrar su atención en lo que los
hijos hacen mal y no darse cuenta de lo que hacen bien. Los padres
están tan ocupados educando y cuidando de sus hijos que es fácil pensar que la
buena conducta está garantizada. Cuando todo va mal, les es fácil sacar a
relucir otras diez acciones anteriores negativas.
La crítica constante combinada con pocos elogios da otros
resultados. El niño requiere la atención de los padres y la conseguirá como sea. Si
el modo de enfocarlo es negativo, entonces el niño usará medios negativos para
llegar a sus padres. Si éstos se concentran en los hechos positivos, se conseguirá
una mejor conducta como respuesta, porque de este modo el niño obtendrá más
atención.
A veces los
padres temen que los niños se acostumbren a depender de los elogios. Es posible
que los elogios indiscriminados provoquen problemas con un niño inseguro o que
siempre haya sido el centro de atención. Pero, por lo general, son más los
niños que no reciben bastantes elogios que los que reciben demasiados, y los
elogios pueden hacer milagros. Si se usan estas directrices al aplicarlos, se
comprobará muy pronto que el elogio es una técnica de disciplina notoriamente
eficaz.
NUESTRAS ESTRATEGIAS DEBEN SER...
1. Elogiar el comportamiento y no la personalidad
No se debe
decir, «¡Eres una niña buena!» que conlleva el mensaje de que el objetivo es ser bueno
siempre, lo cual es una expectativa imposible de cumplir. En lugar de esto se
debe decir «Me gusta cómo has hablado a
la abuela».
2. Usar elogios concretos
El propósito de elogiar es aumentar conductas deseables, de modo
que es necesario hacer hincapié en qué conducta concreta se persigue. Cuanto
más concreto sea el elogio, mejor comprenderá el niño qué es lo que hace bien y
será más probable que lo repita. «Me gusta
mucho cómo has hecho la cama esta mañana. Gracias».
3. Elogiar los adelantos
Supongamos
que le ha dicho al niño que tiene que recoger sus juguetes cuando haya terminado
de jugar con ellos, aunque nunca lo haya hecho antes. Elogie cada progreso, por pequeño que sea. Al
principio se le elogiará por recoger un juguete aunque los demás sigan en el
suelo. Se podría decir: «Está muy
bien que recojas tu camión y lo pongas en la caja de juguetes. Te voy a ayudar
a que recojas los demás». La próxima
vez, se le puede elogiar por recoger dos juguetes, etc.
4. Elogiar inmediatamente
Los elogios
son más eficaces cuando se
producen pronto. No debe pasar demasiado tiempo entre el comportamiento
positivo del niño y la respuesta paterna, aunque los niños más mayores pueden
apreciar el reconocimiento posterior.
En
definitiva, el modo más eficaz de formar una buena conducta es moldearla con
elogios. Los elogios son una influencia tan poderosa que sólo con unos
pocos se puede lograr una nueva conducta.
Juan José
González Delgado
Orientador
escolar. Neuropsicólogo y Logopeda